martes, 23 de abril de 2019

Neuroeducación

La neuroeducación nos permite a través del conocimiento de los procesos cerebrales para la enseñanza y aprendizaje llegar al descubrimiento de metodologías y programas más eficaces para nuestros alumnos y que ayuden a reconducir disfunciones en el aprendizaje.

El aprendizaje es gracias a la plasticidad neuronal que permite la reconfiguración neuronal de nuestro cerebro. Al ser la plasticidad cerebral una capacidad que perdura a lo largo de nuestra vida, entendemos que el aprendizaje también es posible en este periodo de tiempo. No obstante, encontramos unos “periodos sensibles”; es decir, existen etapas en las cuales tenemos más predisposición a aprender una serie de cosas.

Sin embargo, existe una enorme diferencia entre los conocimientos científicos y la posibilidad de implantarlos de alguna manera en el sistema escolar. De esto último solo tiene conocimiento aquel profesor que este contacto continuo con sus alumnos, por este motivo es necesario un mediador entre la neurociencia y la educación. A esta figura la llamamos el “Neuroeducador”.

Esta persona necesita de un aprendizaje constante por parte de la Neurociencia y a la vez unos conocimientos que permita valorar y poder considerar mejoras para la programación escolar. Como hemos dicho anteriormente existen unos periodos críticos a los cuales llamados periodos sensibles, en los que tenemos una mayor plasticidad lo que mejora la sensibilidad, las facultades perceptivas, el desarrollo emocional, la capacidad del lenguaje, el pensamiento complejo, la psicomotricidad… En neuroeducador debe conocer todos estos periodos y usarlas para una mayor enseñanza.

Además, gracias a la neurociencia se ha descubierto que existen atenciones diferentes con procesos cerebrales diferentes y, según la edad, el clima, la hora del día o las circunstancias que rodea a la persona, necesitará un tiempo determinado. Existen 3 intervalos de tiempo eficientes en 1 hora:
  •           1 cuarto de hora
  •           La media hora siguiente
  •          El último cuarto de hora para la conclusión de la clase.


Puesto que nuestro objetivo es un aprendizaje individualizado, se estudia la manera de personalizar cada proceso de e-a de tal forma que despierte el interés del alumnado, aumente su desarrollo creativo, ejecutivo y emocional. 

Nuestro cerebro se compone de dos hemisferios: el derecho y el izquierdo.
- El derecho es integrador; es decir, regula las operaciones sin necesidad de una atención plena, simplemente e necesario una atención dispersa e inconsciente, que ofrece ideas creativas a través de un pensamiento innovador.
- El hemisferio izquierdo es analítico, ejecutivo y consciente por lo que requiere de un mayor nivel de atención y de estar focalizada en el proceso de aprendizaje.

La cooperación entre ambos hemisferios aumenta el rendimiento, lo que conlleva un activo proceso de la memoria y el aprendizaje durante un periodo más largo de tiempo, mayor productividad.
Por otra parte, la parte emocional tiene un papel muy importante ya que, al estar la amígdala conectada a cerebro, la mate puede quedar bloqueada ante pensamiento negativos disminuyendo la atención, la capacidad de memoria y motivación personal.

Si nos quedamos bloqueados por nuestros propios pensamientos negativos debemos anteponerlo con positivismo para liberar este bloqueo emocional y podamos volver a tomar el control de nuestras funciones ejecutivas. Para ello debemos centrarnos en pequeñas metas cuya realización motive al alumno y le dé énfasis y felicidad, puesto que un niño feliz tiende a tomar decisiones para la mejora de su salud psíquica: cognitiva y emocional.

Por todo lo anteriormente expuesto entendemos que un entorno protector, estable y estimulante predispone al cerebro a una enseñanza efectiva.

En cuento a la "Neuroeducación", a pesar de que en la actualidad todavía no se ha descubierto estos procesos cognitivos que se producen en nuestro aprendizaje, gracias a las tecnologías que, cada vez más están mejorando e innovando, esperemos que pare dentro de relativamente pocos años podamos llegar a ello. Esto supondría un antes y un después en la educación debido a que si conocemos cómo funciona nuestro cerebro en nuestro proceso de e-a, sabremos qué metodologías son las más eficaces y precisas para conseguir nuestro objetivo final. 

No obstante, hasta llegar a este punto nos queda un largo camino recorrer tanto por parte de los científicos como por parte de los docentes ya que traspasarlo al aula no será tarea fácil. Aún así confío en un futuro e el cual la Neroeducación se encuentre en cada unos de nuestros centros.

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